¡San Francisco,
soy incapaz de imitarte!
No tengo un ápice de santidad;
la Biblia me da dolor de cabeza.
Los peces no salieron a escucharme;
no sé conversar con los pájaros;
me mordió el perro del cura;
y mi corazón he descuidado.
Las montañas y los bosques son hermosos,
las rosas siempre llaman la atención,
pero entre todas las maravillas de la naturaleza
sólo a la hierba aprecio.
Pisoteada, siempre a ras de suelo,
sin dar frutos o espigas de ningún tipo...
¡Hierba, eres mi hermana
carmelita descalza!
Del libro Antología poética, Jan Twardowski. Traducción de Anna Sobieska y Antonio Benítez Burraco. Madrid, Rialp, 2009.