Felix Philipp Kanitz lamentaba, viajando por Bulgaria en 1875, que los mapas geográficos de aquel país fueran inexactos e inútiles y en ellos constaran, en lo que se refería a los territorios próximos al Danubio, localidades imaginarias, mientras que, por el contrario, no se señalaban las existentes, y manifestaba su acuerdo con el profesor Kiepert, al proclamar que Bulgaria era el paías más desconocido de la Europa oriental (...). Kanitz corregía los meritorios mapas de Lejean, menos exactos que los del Nilo, y podía, por tanto, definir Bulgaria como "una tierra perfectamente incógnita"; el Danubio era más desconocido que el Nilo y de las gentes de su curso inferior, insistía el profesor Hyrtl, se sabía menos de lo que se sabía de las islas de los mares del Sur.
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Claudio Magris, El Danubio. Barcelona, Anagrama, 1998.