viernes, 28 de enero de 2011

El Danubio, Bulgaria


Felix Philipp Kanitz lamentaba, viajando por Bulgaria en 1875, que los mapas geográficos de aquel país fueran inexactos e inútiles y en ellos constaran, en lo que se refería a los territorios próximos al Danubio, localidades imaginarias, mientras que, por el contrario, no se señalaban las existentes, y manifestaba su acuerdo con el profesor Kiepert, al proclamar que Bulgaria era el paías más desconocido de la Europa oriental (...). Kanitz corregía los meritorios mapas de Lejean, menos exactos que los del Nilo, y podía, por tanto, definir Bulgaria como "una tierra perfectamente incógnita"; el Danubio era más desconocido que el Nilo y de las gentes de su curso inferior, insistía el profesor Hyrtl, se sabía menos de lo que se sabía de las islas de los mares del Sur.
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Claudio Magris, El Danubio. Barcelona, Anagrama, 1998.

miércoles, 26 de enero de 2011

Kristin Dimitrova (Sofía, Bulgaria, 1963)


MAÑANA
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La mañana es algo agradable
con su frescor gratuito
y el cuchicheo de estrellas languidecientes.
La escalera huele a café
y tras la puerta la gente parece ingrávida.
Apoyan la cabeza en las paradas de autobús
sobre almohadas invisibles
esperando una voz que anuncie:
"Falsa salida.
La mañana ha sido cancelada.
Vuelvan a sus camas".
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miércoles, 12 de enero de 2011

Maria Kalinova (Sliven, Bulgaria, 1983)


LA SOLA CEGUERA

Nada veremos,
sino la cremallera desabrochada de nuestros ojos:
dos monedas muertas, acuñadas con ley
y verdad, pesan distinto
después de cada giro
de la mente, déjame contar
las bofetadas,
golpeas una de Nuestras mejillas,
ofrecemos la otra,
vemos que no Nos duele,
a nosotros la Ceguera, repito,
no Nos duele.

Del libro Podnozhieto na vecheriata, Sofía, Altera, 2008.