"Escribir, escribir, escribir en vez de beber como un polaco y pasar la vida de juerga en juerga, de arruinar mi salud, de alterar mi sistema nervioso, desperdiciar tiempo, energía y facultades para convertirme de lleno en la nulidad a la que en estos momentos me siento predestinado.
En estas tristes meditaciones me encuentro cuando coloco los papeles en sus carpetas, me apresuro a afeitarme, a vestirme y a ponerme la corbata. 'El ángel del orden sigue estando conmigo' (...). En ese sueño de perfección me hallo cuando suena el teléfono. Es Marek Keller. Tiene función esta noche. Después habrá fiesta en casa de Maja Berezowska, 'esa vieja libertina', como exclama la gente de bien cuando alguien exclama su nombre. Estoy seguro de que será una reunión divertidísima; me basta pensar en la radiante turba a la que encontraría esa noche para que la felicidad se apodere por entero de mí. Sé por experiencia, que después de esa fiesta alguien improvisará otra, más modesta, con menos invitados, y que quizás la noche termine en un bullicioso recorrido por los locales de peor reputación de Varsovia (...). Y salgo como rayo hacia el teatro donde se representa el Mazowsce; después me dejaré caer en el ansiado pozo del desorden, de donde lo más probable es que no logre emerger sino hasta la hora del desayuno de mañana".
(Sergio Pitol, El arte de la fuga, Barcelona, Anagrama, 1997)
2 comentarios:
Soy mexicana y no sabía de la existencia de Pitol... Buscaré el libro. Gracias.
se.
Hola.
Nosé bien como llegue hasta este blog, hace rato que persigo blogs en busca de algo que aún nosé que es, o que tal vez no sea nada. Me gustaron mucho las fotografias, aunque aún más, el fragmento último...
Adiós!
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