-¡Oye, madre!... - dijo Max en su español medieval, en que se mezclaban palabras italianas y turcas - ¿Cuándo haréis por fin la pila? (...)
-No hay necesidad de pila - respondió Rebeca con indiferencia-. Si quieres comodidades te hubieras quedado a trabajar con los banqueros Esquenazy. Entonces seguramente podrías pagar una habitación con pila y lavabo de porcelana, como en la casa del doctor Pincas.
Max se estremeció.
-¿Qué sabes tú de los banqueros Esquenazy? - preguntó cohibido.
-Sé muchas cosas - respondió Rebeca con hostilidad. - ¡Tú estuviste trabajando para ellos, pero te despidieron porque te has vuelto comunista!
-¡Hablas sandeces!... ¿Quién te lo dijo?
-El rabino.
-Dile al rabino que es un chismoso estúpido. Seguramente me confunde con algún otro.
-No, no te confunde con nadie. Eres comunista porque nunca vienes a la sinagoga... Tú estás maldito, eres un hijo expulsado de nuestra comunidad.
-No es verdad, Rebeca... Soy sencillamente un pobre judío igual que ustedes. ¿Coómo es posible que ahora sea obrero, si estuve trabajando antes con los banqueros Esquenazy? ¡Tendría que haber estado loco!
-¡Sí, en efecto, eres un loco! - confirmó Rebeca sombría.
Extracto de la novela de Dimiter Dimov Tabaco (1951). Traducción de Juanita Linkova (Editorial de libros en lenguas extranjeras, Sofía, 1966).
lunes, 4 de octubre de 2010
Tabaco (2)
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2 comentarios:
Hace unos años existía una asociación de judíos ibéricos en Sofia. Había una señora en particular que al hablar sonaba como un personaje de Gonzalo Berceo. ¡Maravilloso!
Conozco "Tabaco" por referencias. Me queda la deuda de hallarla y leerla.
Sigue existiendo esa asociación, Gustavo.
Y hay un novelista búlgaro-sefardí, Angel Wagenstein, que te recomiendo encarecidamente. Escribe en Búlgaro, pero 3 de sus novelas han sido traducidas a numerosas lenguas europeas, también al español. Particularmente, una titulada Lejos de Toledo, trata el tema de los sefarditas en Bulgaria.
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