MOTIVOS DE OTOÑO IVCallada noche y tinieblas pavorosas...
En ningún sitio luz ni sonido:
casi toca el suelo,
tan bajo pende, el firmamento.
El espíritu sufre angustiado,
la mente vaga a ciegas...
Oh, Dios, manda una estrella
y una voz, ¡aunque sea de un pájaro nocturno!
De Peiu Yávorov, Viento de medianoche. Prólogo y traducción del búlgaro de Juan Eduardo Zúñiga. Madrid, Endymion, 1983
3 comentarios:
Qué fuerte... Hay una intensidad à la Quiroga en este otro suicida. Siempre es un gusto volver por acá.
me gusta
Qué bueno compartir con vosotros.
Abrazos!
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