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Mi buen amigo Juan Carlos Reche, tan atento, me envía desde Montevideo la antología de joven poesía argentina Monstruos (Buenos Aires, FCE-AECI, 2001). Reche estaba al tanto de mi curiosidad por conocer los gustos, en cuanto a joven poesía se refiere, de mi admirado Arturo Carrera, el compilador. Hoy puedo decir que, sin duda, el de Pringles es un lector generoso.
En el prólogo, a partir de una hipótesis de Leónidas Lamborghini, señala un rasgo común a los poetas argentinos de los años 80 y 90: "el quiasma o cruce constante de teorías de percepciones cotidianas donde el humor, lo grotesco, el lirismo ironizado, el absurdo entre el horror y la risa asimilan toda distorsión y la devuelven multiplicada".
¿No parece aplicable a buena parte de la nueva poesía española?
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