martes, 12 de junio de 2012

El oponente verbal


No existe una forma de ser. Mi forma de ser. Lo único que existe es una reacción de ser. Los demás provocan esa reacción y ya no hay vuelta atrás. En mi trabajo, yo era abnegado, gris, arisco. Lo era con mis jefes, pero con mis itinerantes subordinados, no. Con ellos era cínico, hasta divertido, seguro de mí mismo. Leyendo mis diarios, me daba cuenta de que no lograrían el plácet de ningún lector de novelas. El personaje no era coherente. Con algunas chicas se mostraba romántico, con otras retraído, con otras pánfilo y con otras desvergonzado. Era el líder en algunas relaciones personales, en algunos grupos de amigos, y era el pardillo en otros, el tontolaba. Tenía amigos que no me dejaban hablar, y amigos a los que yo aplastaba con mis discursos. Para Daniel fui un oponente verbal que le daba algo de pena; para su hermana, un oponente verbal que le daba algo de asco, pero un asco respetuoso. Con Rosa había sido un poco hijo de puta; con Ana, un calzonazos. ¿Forma de ser? No tengo puta forma de ser; no soy de ninguna manera; no sabe uno ni ser.

Fragmento de la novela Ejército enemigo, de Alberto Olmos (Barcelona, Mondadori, 2011).

4 comentarios:

Céfiro dijo...

Ufff, me has convencido. Llevo ya bastante tiempo pendiente de Olmos pero aún no le he hincado el diente.

Juan Antonio Bernier dijo...

Tiene voz y un sentido musical del idioma. Tiene ideas fuertes. Y no es un "buenista".

Abrazo!

Anónimo dijo...

Gracias a vos, pude leer poesía de la tierra de mi abuelo, Bulgaria. Excelente blog. Un abrazo desde Argentina
Vanesa Ivanoff
vaneivanoff@hotmail.com

Juan Antonio Bernier dijo...

Bienvenida, Vanesa. Un abrazo desde Sofia