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Estaba con Fruela Fernández en un hotel de Sofía y pensé en llamar a Maia Vítkova. La conocí en el festival de poesía de Háskovo Южна пролет (Primavera del Sur). Me dijo que se dedicaba al cine. Le propuse que nos enseñara la escena underground de la capital de Bulgaria, convencido de que, si existiera, ella la conocería. Me contestó que ese fin de semana estaba ocupada terminando una película que debía presentar al Festival de Cannes. Confieso que por un momento nos pareció una excusa. Pero aquí está, y es la primera producción búlgara que llega a la cita francesa en 20 años.
En la cinta, el joven artista plástico de Burgás Hristo Hristov se interpreta a sí mismo. Poco después de concluir el rodaje murió de sobredosis. El dolor de sus allegados podía percibirse en el estreno, que tuvo lugar ayer en el único cine de Burgás. Al margen de todo esto, es una excelente película y un ajustado retrato de la Bulgaria contemporánea. Sin duda, la recomiendo.