viernes, 3 de junio de 2011

Italienisches Liederbuch


3.
¡Cómo enriqueces, cómo me enriqueces!
Estaban algunos de los más ricos de Italia
y yo dije: "estoy a su servicio",
y pensaron: "es más rico que nosotros".
Olimpia albergó al más grande de los dioses,
Éfeso a Artemisa criselefantina,
yo tengo un teléfono y llamo a este número
y tú contestas y dices: "soy yo".

16.
Digan lo que digan de Heliogábalo,
de Mesalina, de Margarita de Navarra,
son invenciones, y todavía no son más
que la sola verdad de sus nombres.
De ti dirán en cambio que ibas a la escuela
y después volvías a casa a hacer los deberes:
alguien tendrá que contar tus milagros.
Por ejemplo la vez en el Ostiense
que llegaste al Correo después de hora
y todo el personal salió cantando
a suplicarte que dejaras la carta,
y después se pusieron a rodar entre las flores
comiendo peonías bajo Scanderberg,
mientras los carteros se lanzaban a volar
con los ojos desorbitados de placer.
O en Fiumicino cuando seis DC8
al saber que te dolía un diente
hicieron una ronda tan ensordecedora
que los peces se asomaban erectos en el mar
y de lo alto caían analgésicos
nebulizados a través de los reactores.
O la vez en Lubriano que tuviste sed
y al instante surgieron tres manantiales de la piedra,
o aquel regreso por la Autostrada del Sole
cuando todos los autos se apartaban
a la línea amarilla de emergencia
para no molestarte, porque dormías.
Recuerdo aquella noche en Laterano
cuando los doce apóstoles de la Basílica
blancos y teatrales delante de los reflectores
se movieron y te señalaron con el dedo
a ti que corrías por la plaza con el perro,
y también una vez que te siguió un tranvía
enamorado, fuera de los rieles.
Y no has dejado de esparcir prodigios;
subviertes, es verdad, el orden natural
pero he esperado tanto que alguien lo subvirtiera.

1973

Poemas de Juan Rodolfo Wilcock (Argentina, 1919 - Italia, 1978), del libro Italienisches Liederbuch, 34 poemas de amor (Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2010; traducción del italiano de Guillermo Piro)

3 comentarios:

EMILIANO dijo...

me gusta. no lo conocía.
se agradece.

Juan Antonio Bernier dijo...

Bienvenido, Emiliano. Me alegra que te guste Wilcock. Yo tampoco lo conocía, hasta que pasé por Buenos Aires y conocí a su editor, Walter Cassara.

Por cierto, qué lindo Montevideo. Allí conocí a poetas que posiblemente sean amigos tuyos, como Martín Barea Mattos.

Nos vemos en tu blog o el mío.

Abrazo

EMILIANO dijo...

efectivamente. con martín hemos compartido varios ciclos de lectura en "la ronda de poetas". lugar al que apuesto, te habrá llevado martín.

estamos en contacto.